María Fernández, Amazona, Influencer y la Reina del trenzado
María Fernández, la amazona e influencer sevillana – de Carmona. No puede estar pasando un mejor momento en lo que a su vida profesional se refiere. Y así lo manifiesta en diferentes comentarios de sus innumerables posteos del mundo ecuestre, en Instagram.
“Cuando adoras tu trabajo, cuando es tu pasión, cuando trabajas horas y más horas y no te pesa, cuando se convierte en tu forma de vida, cuando se pone el corazón, salen cosas como estas…” comentando un video que le realizaron en la SICAB, haciendo unas trenzas a un bello ejemplar de Pura Raza Española.
Y esto que puedes leer en sus mensajes, lo notas al 100 %, cuando tienes la oportunidad, como la que tuvimos desde el Canaldelcaballo.es, al conversar con ella para esta entrevista. Donde se puede percibir en cada una de sus palabras, su pasión, su amor por los equinos y su alegría de poder trabajar de aquello que ama. Un trabajo bien lejano a lo que estudió, titulada en administración y finanzas, pasó un año sentada en una oficina, algo que hoy reconoce que no volvería hacer.
Su entrada al mundo ecuestre no fue un amor a primera vista, fue más bien tímido, ya que al principio los caballos le daban un poco de miedo. Pero su padre quién tenía un picadero, fue quién la acercó a este apasionante mundo. Primero intentó de que montara, y para eso le ponían un pony con el cual, hacia paseos cortos, pero en esa primera etapa, no hubo mucho éxito. Y con la adolescencia terminó alejándose, cambiando los fines de semana del picadero, por estar con las amigas.
Pasado unos años, volvió y es ahí cuando le compran su primera montura, una yegua de 16 años, con la que descubrió esa Amazona que llevaba dentro. Con ella aprendió a fortalecer la confianza y comenzó a ver los caballos con otros ojos y sentimientos.
Lo que se fortaleció al comprarse su segundo animal, de esta vez una potranca de dos años, una Hispano-Árabe, con la cuál creó ese Binomio tan especial, esa relación donde la Amazona o el Jinete pasan a ser uno.
Abaca, fue el nombre que le puso a su yegua torda, a quién María, con ayuda de profesionales arregló para la Doma Vaquera: “es verdad que no era una yegua de concurso, no todos los caballos valen para concurso, pero yo la tenía bastante arregladita y para mí era la mejor” – nos dice María.
Fue con Abaca, que María encontró la pasión por el mundo ecuestre, y descubrió un talento oculto, el trenzado de crines y cola.
¿Cómo descubres ese talento del trenzado de crines y cola?
Mira la realidad es que una pareja que yo tenía, su primo era muy bueno en hacer trenzas, vamos, sigue trenzando y lo hace muy bien. Y este chico, vino a Carmona para hacerles unas trenzas a unos caballos, y yo me quedé mirando como lo hacía, y ahí dije, esto puedo aprender yo y no hacer a este hombre venir desde Dos Hermanas. Y así que comencé con dos caballos y mira no se me dio tan mal. Es verdad que todo se mejora con el tiempo y la práctica, y así de a poco me empezaron a llamar para hacer trenzas. Y desde hace ahora unos tres años, que me dedico profesionalmente a esto. Todo el mundo dice que cuando trabajas de lo que te gusta, ningún día trabajas, y es verdad. Para mi ahora que me dedico a este mundo de los caballos que es también mi pasión es una suerte poder hacer lo que te gusta.
Actualmente lo que estoy haciendo es que yo me dedico a trenzar caballos para diferentes eventos. Por ejemplo, para la peregrinación de Triana, tengo ya la agenda de caballos casi para cerrarla completa (enero del 2025). Para el puente de la Inmaculada que empieza mañana, y la gente va al Rocío, yo me voy mañana para trenzar al Rocío. Y me muevo por diferentes pueblos a trenzar, diferentes romerías, me llaman de diferentes sitios.
¿Sorpresas que has tenido a la hora de llamarte a trenzar caballos?
Pues de repente me empezaron a llamar de varios sitios de por aquí de Andalucía, he salido incluso a Extremadura. Un día me llaman para trenzar un caballo del Rejoneador Diego Ventura, y le hice las trenzas a Guadalquivir, (Uno de los más bellos caballos del rejoneo en España, un caballo luso-árabe). Y hasta hoy en día me sigue llamando, también he trenzado caballos de Santi Serra, (“el hombre que susurra a los caballos”). Dentro de esas sorpresas, también están que mucha gente me llamaba, y me decían que querían aprender a trenzar, y querían que les enseñe. Así que empecé hacer cursos, donde doy clases con bastante aceptación, tengo ahora prevista unas clases en Málaga para el próximo año, también en Valencia, he dado clases en Extremadura, en Córdoba. La verdad es que con el tema de las trenzas me estoy moviendo mucho, y me encanta hacer clases para enseñar, y que la gente aprenda de la manera que les explico, estoy muy contenta con eso.
¿María, es muy diferente hacerle las trenzas al caballo de Diego Ventura que a un caballo para el Rocío por ejemplo?
Bueno, para un caballo como Guadalquivir de Diego, son trenzas más elaboradas, él le pone lazos, le pone los bolones, si es verdad que las que le trenzo a Diego son las castañitas, que son mi punto fuerte, son las que se hacen la trenza y después se cogen las pelotitas como yo digo, son más elaborados. Es una trenza más vaquera, es una trenza diferente, son trenzados más trabajados con más adornos. Y sin embargo para el Rocío, o una Feria, en ese caso hago las castañitas y se les pone un cáñamo o la dejas con la gomilla.
¿Imagino que te ha tocado trenzar diferentes razas, hay algunas más difíciles que otras?
Bueno, pues el pura raza español tiene el cuello con más grosor, tiene más cantidad de pelo. Le crece el pelo más fuerte.
Al hispano-árabe por ejemplo, tiene la crin cortita tiene unos 4 o 5 deditos, y en ese caso le salen perfectamente las Castañitas. A diferencia del pura raza español, que es muy raro que tenga las crines cortas, más bien son largas, y se le hacen corridas de entre 3 y 4 cabos, se le pueden hacer también las entrelazadas, que son los moños y van entrelazando unos a otros. También se les hacen las trenzas corridas a dos bandas, dividen la crin en dos y se hace unas 30 corridas, tanto en el lado derecho como en el lado izquierdo. A un caballo español es raro que te lo traigan con las crines cortas, tienen muchísima cantidad de pelo te encuentras alguno, pero muy raro. Ahora lo más difícil no es tanto por la raza, es más bien por el cuidado del pelo.
Hay caballos que se rascan, y se quitan pelo, y te encuentras en algunos sitios que les falta pelo. Y ahí tienes que ir jugando un poco con las mañas, y eso te lo da la práctica y la experiencia. Coges menos cantidad en un sitio y más en otro para que te salgan más o menos lo más parecido posible en toda la crin.
A mí me encanta trenzar. Yo me relajo muchísimo, hay gente que me dice que la pone muy nerviosa, ¡pues a mí no! Yo me puedo trenzar en un día 20 caballos, y es que yo me meto en mi mundo. Yo me relajo, me pongo a pensar en mis cosas, si tienes que parar un rato, o interactuar un poquito, lo hago, pero el que el que me conoce, sabe que yo me meto en mi mundo y yo me pongo a trenzar y me relajo muchísimo, esto a mí me encanta. Me puedo llevar todo el día trenzando que a mí no me pesa.
¿Y hay algún caballo que no se ha dejado trenzar, o que te ha costado más?
Mira con respecto a eso, tengo un caso que siempre lo cuento. Una vez fui a trenzar a unos caballos para un Rocío, y había varios caballos. Pero había uno de ellos que él dueño me lo mostró y me dijo a ver si eres capaz de trenzarlo, porque todo el mundo que lo intenta, el caballo no se estaba quieto. Se ponía nervioso, se tiraba para atrás, ¡vamos! que el caballo la liaba cada vez que alguien quería trenzarlo. Bueno, pues yo lo dejé para el último, me dice el dueño mejor el primero que te va a costar más trabajo. Y yo dije, no lo dejaré para lo último. Cuando ya estaba bien relajada, ya había hecho 5 caballos antes que él, cogí el caballo, lo amarramos, todo el mundo esperando a ver que hacía el caballo. Bueno el caballo lo trencé, en 25 minutos, el caballo ni se meneo, yo creo que esto tiene que ver mucho en lo que tú le trasmites al caballo. ¡El dueño, flipando! de hecho para este año para Triana me ha vuelto a llamar otra vez. Me llamó y me dice, este año tienes que volver a trenzarme el caballo que nadie lo trenza. Pero es que a mí me relaja, y yo le trasmito esa relajación y le doy confianza, y el animal lo nota muchísimo.
¿En tus posteos de Instagram, tu escribes frases sobre buscar la paz interior, ser pacientes, hacer las cosas con amor? ¿Eso te surge por el contacto con los caballos?
Sí, totalmente. Bueno, creo que todo el mundo pasamos por ciertas fases, las que estamos mejor estamos peor más animados, menos animados. Entonces yo creo que eso va un poco de cómo te sientas en el momento, pero cuando hablo de caballos y de mi trabajo, a mí me transmiten muchísima paz. Y como ya te he dicho me siento muy afortunada de poder dedicarme a esto y trabajar en lo que realmente me gusta.
Y bueno, sí, esas frases van un poquito enfocadas a eso que en mi trabajo los animales me trasmiten. Yo te hablé antes de mi yegua Abaca, que ahora ya no está conmigo, pero a mí me pasaba que cuando tenía un mal día. No sé, las típicas discusiones con tu madre, o con tus amigas, no sé, las cosas de la vida cotidiana. Pues yo cogía la montura me iba a montar con mi yegua y cuando me bajaba era otra. Se me había olvidado todo, como si ese mal día no hubiera existido, entonces yo cuando me encontraba mal, me sentía de bajón o no tenía ganas de hacer nada, yo me iba a mi cuadra y a mí se me pasaba allí las horas y las horas. Y después notaba de que, es que se me olvidaba todo. Yo siempre digo que ella era como mi psicóloga era mi salvavidas para mí. Y éramos muy parecidas las dos. Bueno, yo es que digo yo y mi yegua éramos prácticamente iguales. Teníamos el mismo carácter, éramos las dos igual de poco cariñosas, es que yo soy poco cariñosa y ella era igual. Pero entre las dos había algo especial, pero yo a ella no se lo demostraba y ella a mí tampoco. Que es que éramos, igualitas, no podíamos haber sido más iguales, ¡vamos!
Teníamos días mejores y días peores. Días que todo salía bien, días que me bajaba y decía es que no sé ni para que me he montado porque sabía que montarme era una pelea. Hemos vivido muchísimas cosas, pero ya te digo en tanto en carácter como en la forma de ser, éramos igualitas.
El 19 de junio del 2024, María Fernández, perdió a su Yegua Abaca, algo que le ha costado mucho aceptar, ya que llevaba 9 años con ella. Pero un cólico, algo bastante común en los caballos, se la termino llevando, después de una larga agonía de 6 noches, donde María no se separó de su lado. Al morir, Abaca, fueron muchísimas las muestras de cariños, recibidas por María, de criadores de toda España, que sabían la relación que ambas tenían.
Rápidamente comenzaron a llegarle mensajes de criadores que le ofrecían un caballo o una yegua, para intentar que a María se le hiciera menos pesada esa cruz que estaba pasando, con la pérdida de su hispano-árabe, Abaca.
Le llegaron ofertas de más de un centenar de caballos, de distintos lugares, a los que María agradecía cordialmente, pero en la mayoría del as veces su respuesta era de que aún no estaba preparada para hacerse con otro animal, tan pronto. Hasta que uno de los mensajes traía una foto que la cautivó, era una potranca jovencita de apenas 13 meses, castaña, también hispano-árabe como su querida Abaca.
Y que ahora hace parte de la vida de María Fernández.
¿Cómo se llama tu nueva potranca?
Se llama Citronella, tiene ahora 19 meses, cuando Abaca se murió me mandaron muchísimos caballos, que los trajera, que me los regalaban, que querían que yo tuviera un caballo porque sabían cómo yo tenía a mi yegua. Pero yo estaba aún pasando el duelo, hasta cuando vi a Citronela, sentí algo especial, ¡y dije que sí! Que la quería, pero que necesitaba un tiempo antes de ir a por ella.
Me la ofrecían de la Yeguada Olonso, de Segovia y hablé con ellos y me dijeron había problema, que la fuera a buscar cuando estuviera lista. Y es algo que siempre les voy a estar agradecida. Porque respetaron mis tiempos, y fuimos a por ella desde Carmona a Segovia, que son 8 horas de Van. Y la trajimos el 12 de septiembre y desde entonces está aquí conmigo. Y de a poquito nos vamos ganando el corazoncito y comenzamos a cogernos cariño.