La Ruta del Caballo Chileno por Sudamérica (VI). Uruguay y Argentina
La expansión del caballo chileno por Sudamérica, contada por sus protagonistas
Uruguay es un país “pequeño” dicen los uruguayos, acostumbrados a convivir entre dos gigantes, pero en realidad, para los que vivimos del otro lado del charco, tan pequeño, tan pequeño… no es.
En nuestra última visita, nos quedamos en la Cabaña de D. Poro Criollos, de su dueño José María Campiotti, pero a quién pocos conocen por su nombre, menos nuestro próximo anfitrión, quién no solo trabajó con José María, si no que fue con él que trajo sus primeros caballos a Uruguay.
Luis Pedro Valdés, es un uruguayo de los de “manual”, de esos que sirven para describir al nacional de la República oriental del Uruguay, ya sea en un diccionario, o en Wikipedia. Un tipo noble, amistoso a la primera vista, atento y sincero.
Con esa magia de saber disfrutar la vida tranquilamente, que tienen la mayoría de los uruguayos. Y basta darse un paseo por las calles de su capital en Montevideo.
No se les pega el estrés, y si tienen ansiedad, la esconden muy bien, ya que verlos pasear con un termo de agua caliente bajo el brazo, y tomando la bebida nacional el Mate, es todo un espectáculo de sociología. Caminan pausadamente, mientras van cebando el mate, el que se debe tomar sin prisas, pero sin pausas muy largas. Ajenos al tráfico, al ajetreo mañanero de la ciudad, parando a saludar a un vecino, o curioseando con un coche que por sus años tiene problema de arranque.
Llegamos a las 10:00 am, la hora que habíamos quedado, y nos recibe, con el fuego encendido y un costillar de vacuno que se hace muy lentamente, para conseguir que la carne se despegue del hueso a la hora de servirla, una verdadera delicia culinaria, para aquellos que no somos vegetarianos.
Luis Pedro, vivió varios años en Chile, y claramente nuestra pregunta fue, si el conocimiento y el gusto por la crianza de la sangre chilena en su manada, tenía que ver con su estadía, lo que nos responde con mucha claridad.
Undécima visita: Luis Pedro Valdés, Cabaña Corral de Piedra, Departamento de Flores, Uruguay.
Luis Pedro Valdés: “A tú pregunta, debo responder que si no hubiera vivido en Chile, probablemente no hubiera tenido el conocimiento tan cercano, que tuve por el hecho de haber vivido ahí, y conocer el deporte ecuestre nacional: “EL RODEO”.
El haber podido vivir un poco de ese mundo y aprender de algo que es una gran cualidad de muchos criadores chilenos, el hábito de conocer muy bien las líneas de sangre que trabajan. No te digo todos los criadores porque sería generalizar, pero al menos los que yo conocí, lo hacían muy bien, conocían muy bien las líneas de sangre y sus características positivas y negativas.
Realmente para mí es emblemático el sistema de cría y de selección chilena. Ya que no solo se conocen íntimamente las condiciones de cada línea genealógica, si no que se seleccionan por esa gran competencia que es el Rodeo. (Rodeo: Deporte ecuestre nacional).
Y los criadores estudian muy bien que líneas son buenas en una competencia que evalúa muy bien ciertas cosas, no todo, pero evalúa muy bien ciertas características muy importantes para un criador. Un criador que busque funcionalidad en el tipo de caballo que quiere criar.
Características como el instinto vaquero, la condición de galopar de costado en cierta postura, o sea, hay muchas cosas que ese deporte es lo mejor para evaluar un animal. Y por ese mismo deporte nacional, tienes una cantidad de caballos enorme, y en una gran extensión, ya que el Rodeo se práctica de norte a Sur. Y por eso el criador chileno tiene mucha información, información muy interesante.
Ahora no es el país el que cría, el que cría es el criador, y en eso Chile tiene muchos referentes.
Como fueron, Estanislao Anguita y su criadero Curiche, Samuel Parot Gómez y su criadero Piguchén, sin duda, sin sombra de duda Ramón Cardemil del criadero Santa Elba, Alberto Araya Gómez ni se diga, del criadero La Invernada. El tema era, conociéndolos, ir viendo que modelo de crianza usan.
Y una cosa que aprendí en esos años de esos grandes criadores chilenos, fue la importancia de las líneas maternas. Ellos le daban mucha importancia, a Alberto Araya, tuve el honor de conocerlo, él ya estaba con bastante edad, pero conocí sus últimas yeguas. Y los caballos que daban de muy buenas condiciones funcionales, y buenos en el Rodeo, como fueron Estribillo y Taco.
Y empecé a estudiar cuáles eran las líneas que realmente iban bien en el Rodeo, que eran valientes para la vaca y así empecé a tratar de contactarme con criadores y visitar criaderos. Tratando de entender como criaban, no me perdía remate. Por supuesto que ni soñar con poder comprar algo en ese momento.
Pero mi pensamiento era, ya que yo tenía mis yeguas en Uruguay, pero otro tipo de caballo, de orígenes principalmente uruguayos, con una extrema resistencia, rusticidad, como son las yeguas uruguayas de los criaderos tradicionales de resistencia. Y yo pensaba si a estas yeguas yo le agrego sangre buena para la vaca, le agrego esa mansedumbre y esa capacidad de movimientos rápidos, ¡es GOL!
En ese momento, mi jefe profesional, era Poro Campiotti, (José María), y ahí empezamos hablar de importar caballos. Se había abierto Chile, y Poro me dice: “Vamos a aprovechar este momento que no sabemos si va a durar mucho, para poder importar caballos. Porque probablemente no haya mucho tiempo más para seguir importando, así que nos pusimos a buscar, empezamos a ir a los remates. Yo ya en esos momentos sabía a qué remates ir. Si hay algo que me ha caracterizado a mí, es la curiosidad y en ese sentido yo hablaba mucho con los arregladores, con los criadores también, pero el criador tiene una visión sesgada de su manada. Los arregladores, si uno logra el nivel de confianza suficiente, te dan una información un poco más objetiva. Son ellos los que se manejan con la primera selección de la manada.
Y en esa ocasión se produjo la primera compra, que no fue mía, sino que fue de mi jefe, compró a un nieto de Esperando, de otro gran criador por supuesto D. Ítalo Zunino.
Yo en ese momento no tenía condiciones, no tenía los medios como para comprar ni siquiera en sociedad. Ese caballo fue el Loncoche, un caballo que a D. Poro le gustó, y dos años más tarde volvió a por más. Y ahí compró el Andariego, y ahí yo estaba ya en condiciones, aunque por lo que te comenté antes, de lo que había aprendido de estos criadores, mi foco principal eran las yeguas.
En ese momento, si no me falla la memoria, te digo que ya iban unas 20 ediciones del Freno de oro, y en Brasil estaba el “boom” de la Invernada Hornero y la Invernada Aniversario, dos líneas de sangre que todos estaban deslumbrados. Y con eso obviamente la gran mayoría de los criadores uruguayos, que veíamos eso, somos hermanos culturalmente de los gauchos (personas del Rio Grande del Sur- Brasil), pensamos en traer el freno de oro Uruguay.
Entonces, si se trataba de hacer ese tipo de competencia, había que ir a la fuente, vamos a buscar caballos que tengan esas mismas condiciones que transmitían, los caballos del momento, Hornero, Aniversario, el Señuelo, el Comediante, que estaban en Brasil, pero su origen era chileno.
¡Y que claramente no serían los únicos, ya que en Chile debe haber bastante más, y sí que los había!”
El día se nos hizo corto, en casa de Luis Pedro Valdés, como en la de otros tantos criadores que hemos visitado en este maravilloso viaje. Terminamos la jornada, viéndolo arrear junto a su capataz Pablo Fernández, una tropilla de yeguas y algunos potrillos, cruzando un arroyo. Lo que nos permitió hacer algunas imágenes que ya disfrutaran, en los reportajes en video que estamos preparando, y que comenzaran en la primera semana de octubre.
Con esta visita, íbamos a dejar Uruguay, y ya de vuelta a Chile, volvimos a cruzar la frontera para pisar nuevamente tierra argentina.
Argentina es un país que hay que recorrerlo por tierra, recomendaría a caballo, si las distancias no fueran taaan enormes, así que por los tiempos que hoy disponemos, lo mejor es en coche.
La diversidad de paisajes, de flora y fauna, que uno ve desde la carretera, alegran la vista y dan ganas de parar a cada rato. Pero no era nuestro caso, ya que nos quedaban más de 800 kms hasta nuestra próxima cabaña La Esperanza, de Felipe Juan Ballester , padre de nuestro anfitrión Felipe José Ballester.
Felipe, es jinete desde que tiene uso de razón, y de esos jinetes de generaciones y que aprendieron usando el caballo en labores del campo. Por lo que de caballos sabe un poco…
Duodécima visita: Felipe José Ballester, Cabaña La Esperanza, en Yutuyaco, provincia de Buenos Aires, Argentina.
Felipe José Ballester: Soy Felipe José Ballester, estamos acá en La Esperanza, en Yutuyaco, en la provincia de Buenos Aires, Argentina.
Los caballos en la familia Ballester, estuvieron siempre, porque somos todos gente de campo, gente que monta, que trabajó a caballo, que usó el caballo, así que de toda la vida en mi familia se empezó a seleccionar el caballo criollo.
En 1971, a la exposición de Palermo, vienen muchos caballos chilenos, y ahí mi abuelo compra en 1971 en Palermo un caballo chileno Acúleo Sagal. Un Bayo encerado, yo lo conocí.
Y la verdad que fue un caballo que nos sumó mucho. Nos sumó función, y nos dejó toda una descendencia muy importante.
Uno siempre en busca de mejores resultados y mejores caballos, uno va incorporando sangre y bueno de Chile incorporamos mucho de esa función, esa docilidad y mansedumbre, que nos vino muy bien para la cabaña.
En la última importación que se hizo antes de que Chile quede fuera de la Federación Internacional de creador de caballos criollos. Eso debe haber sido en el año 2000 o por ahí, entraron a Argentina mucha sangre chilena.
Para acá en La Esperanza vinieron varios padrillos y muchas yeguas.
El Escudo Duende, que nos dejó una buena base en la madre, un caballo muy bueno, muy buen montado. Descendencia de él tenemos el del Oeste Zorrino, un gran campeón de la exposición de Palermo en 2018.
Un caballo que se exportó después a Brasil, un caballo muy funcional. Pero siempre se combinó la sangre chilena, sobre madres argentinas o al revés tratando de mantener todas las buenas características del caballo criollo argentino, que es su rusticidad, su buen cuello, su estructura, su “guapesa”, aquí siempre trabajamos cruzando las sangres.
Pero quedan todavía caballos chilenos puros, algunas yeguas en la manada, son chilenas puras. Hay un padrillo, que tenemos muy importante, que estamos usando estos últimos años.
Ese padrillo se llama Tañido Ojo Alegre, es chileno puro. El padre es el Malulito, un hijo del Malulo, en la yegua Estandarte y la madre es Ojos Lindos, una yegua que es hija del Vertido en La Dormilona.
Ese padrillo chileno puro lo estamos usando bastante acá en La Esperanza y la verdad que es un caballo que nos tiene contentos con la producción, nos ha dado buenos caballos, buenos montados. Y nos suma a las yeguas también argentinas que tenemos para agregarle siempre en el balance de las cosas.
Nosotros hacemos un remate todos los años en noviembre, se hace un remate importante y la verdad que muchos caballos que salieron de acá, que se vendieron cuando tenían dos años de edad, después empezaron a aparecer en las pistas sacando premios.
Esos resultados hacen que más clientes se interesen en comprar en la esperanza, por ciertas características que siempre buscamos en La Esperanza, y que tradicionalmente hemos conservado. Y cuando uno ve esos resultados en las pistas, nos pone contentos a los criadores y a los clientes también, la satisfacción de que fueron y compraron un caballo que tuvo resultado.
El padrillo que te mencioné, del Oeste Zorrino, que bueno, la verdad que fue gran campeón del 2018, en la exposición de Palermo.
Un caballo que estaba en entrenamiento para el freno de oro, pero bueno, se fue a Brasil y no lo pudimos hacer debutar. Justo 15 días antes de debutar acá en Argentina en el Freno de Oro, lo compran y se fue a Brasil.
Cuando llega a Brasil le descubren una enfermedad, así que prefirieron no exponerlo y reservarlo, ahora están entrenando a los hijos. Y pronto van a empezar a verse en Brasil los hijos, aquí en Argentina el caballo ya nos dio resultados, el año pasado el cuarto en la prueba del Freno de Oro fue el Tañido Tronador, un hijo del Zorrino, este año van a salir dos hijos más del Zorrino a las pruebas. Así que estamos con muchas expectativas que aparezcan los hijos.
Del Oeste Zorrino, por las dos líneas superior, la línea de arriba y abajo tiene sangre chilena. Combinadas con sangre argentina.
Un caballo de muy buenos andares, muy suelto de muy buenos movimientos un caballo muy completo. El caballo estaba entrenándose para salir a la prueba del Freno de Oro y estaba andando muy bien en las pruebas de vaca, tanto en la manguera como una prueba de campo.
Yo principalmente creo, que, por supuesto que el caballo de Sudamérica es el mismo, el criollo es el mismo.
Pero toman características diferentes según el uso. Aquí en la Argentina el criador buscaba un caballo que necesitaba recorrer distancias muy largas, se usaba para el trabajo todos los días, por lo que se seleccionó sobre rusticidad, sobre estructuras, sobre un buen hueso. Yo me imagino que Chile seleccionó un caballo más vaquero para trabajar en espacios reducidos y que apriete el ovillo en la medialuna, creo que eso puede llegar a diferenciar el tipo de caballo, pero el caballo en el origen es el mismo.
Yo creo que todos los que fuimos en algún momento a buscar caballos a Chile, fuimos a buscar caballos dóciles, mansos, caballos vaqueros. Allá se seleccionó mucho para que fueran vaqueros (buenos para el trabajo con vacas) así que se sabía que cualquier caballo que venía de Chile era un caballo vaquero.
¿Te gustaría que Chile volviera a la Federación Internacional de Criadores de Caballos Criollos ( FICCC)?
Sí, yo creo que Chile sumaría como siempre sumó a toda la FICCC creo que sumaría, el problema no es de la FICCC es de Chile. Ya que Chile no quiere abrir el registro y eso es lo que hace la diferencia entre nosotros, los países FICCC, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil tenemos un registro que es el mismo, el criollo es el mismo el caballo. Y Chile no abre el registro para los para los otros miembros, pero bueno me gustaría que volviera, ya que siempre fuimos a buscar caballos a Chile.
Creo que debe haber muchas cosas buenas allá, de interés para cualquier cabaña, pero eso está más en manos de Chile, de los chilenos que de los miembros de la FICCC.