La Ruta del Caballo Chileno por Sudamérica (II). Argentina
Un recorrido tras la huella del caballo de raza chilena por varios países de América del Sur, en busca de testimonios vivos que dan cuenta de la influencia del caballo chileno, y su expansión por el resto de América. Y que aquí en el canaldelcaballo.es, iremos contando para nuestros lectores. Terminando el viaje, presentaremos unos reportajes audiovisuales, de manera simultánea en el canal del caballo de Sudamérica junto a nuestro canal de YouTube.
Cuarta Visita: Pedro Torres, Cabaña Miguel Torres, Firmat, Santa Fe
Este rincón de la provincia de Santa Fe, cuentan que antes de llegar el ferrocarril, era un lugar de caballos: “Mi abuelo me comentaba que cuando llegaron para hacer la estación del ferrocarril, este lugar estaba lleno de corrales, y en uno de esos corrales un palenque , (Palenque :donde se ata el potro que va a ser montado por primera vez, para iniciar la doma) .
Ya que aquí se traían muchos caballos salvajes se los metían en los corrales para luego ir seleccionando y se domaban los que creían que eran los mejores, y el resto se volvía a soltar al campo”. – Nos cuenta una vecina del lugar-.
A pocos kilómetros de Firmat, se encuentra el campo y la casa de D. Gonzalo Torres, quién falleció en el 2007, pero no podíamos dejar de visitar, ya que fue el mentor de D. Víctor Esevich, uno de nuestros entrevistados en el artículo anterior.
En el campo de la Cabaña Miguel Torres, nos recibe Pedro Torres, el hijo de Gonzalo y quién se hizo cargo de los caballos a la muerte de su padre.
Los argentinos son muy particulares para darte indicaciones, y cuando te dicen que tal campo o tal lugar queda cerca, pueden ser muuuuchoooos kilómetros. Y se entiende, porque es un país con grandes extensiones, donde la palabra lejos y cerca, se usa de manera muy diferente a como la usamos en España.
Así que aprovecho aquí a dar un consejo, no se queden con que es cerca, revisen en el Google map, ya que yo no lo hice y pagué las consecuencias. Llegamos a el campo de Pedro Torres con poca luz, lo que no nos permitió poder sacar fotos de los caballos para mostrarles, así que esas se las debo.
Pedro, mantiene aun unas 15 yeguas de las cuales 10 son de sangre pura chilena, sin cruza con caballo criollo argentino. Y lo primero que nos dice, es que el ya no se considera criador, pues desde hace ya unos años no inscribe las crías: “ya que, para ser criador, hay que mantenerse en la actividad, con objetivos, metas, seleccionando y compitiendo, y eso hace rato lo dejé de hacer.” -Nos dice Pedro-.
A parte de ser un gran jinete, con varios palmarés en su historia, Pedro ha investigado y escrito sobre los caballos más emblemáticos, criados por él y su padre. Uno de los pioneros en apostar por el caballo chileno de este lado de la cordillera.
Pedro Torres: “El Paleta, fue un caballo que se trajo de Chile. Y tiene una historia que ahora se puede contar, pero que en aquellos años siempre la ocultamos. Porque se trajo por arreo, como es un pecado de los abuelos, ahora la podemos contar…
Este caballo El Paleta, mi padre lo va a inscribir como nacido aquí en el campo en nuestra cabaña de una yegua de acá, para así poder reproducirlo.Llegó en el año 1958, como lo trajeron cruzando la cordillera, y a pesar que le habían hecho unas herraduras especialesmuy chiquitas, el potrillo llego destruido. Y se tardo un buen tiempo hasta que se le echaron las primeras yeguas también de sangre chilena. Y cuando empieza a reproducirse, se comienza a ver que las crías salían muy buenas. Y es ahí donde mi padre reconoce de inmediato las bondades y esa transmisión que daba el Paleta. ¿Y como nos dimos cuenta? ¡Muy fácil!
Empezamos a ver que los peones que trabajaban los caballos, en la mañana ensillaban estos caballos, y después a la tarde, veíamos que volvían a ensillar los mismos.
Y les preguntabas y ellos mismos te decían que eran muy fáciles para la doma. Todo era más fluido, más rápido con menos traumas. Yo tengo una teoría con respecto a eso de que el caballo chileno es superior al caballo criollo argentino, siendo que desde algún punto de vista son del mismo orígen, son el mismo caballo. El caballo chileno es más doméstico, se lo domesticó más de lo que nosotros hicimos aquí. En Chile como en España y como en tantos otros lugares en el mundo, se los domesticó. Y es por eso que este caballo aprende mucho más rápido.
Pero nos fuimos del tema, para terminar con El Paleta de alguna manera los peones ensillaban esos caballos, más que a los otros. Mi padre tuvo mucho éxito en los años 60 con las marchas, los hijos del Paleta eran muy rústicos, mi padre se cansó de ganar. Habrá ganado unas cinco o seis marchas seguidas qué sé yo. Y siendo que esa no era la condición principal y más importante del caballo chileno, pero sí de los que venían paleta”.
Para complementar el gran caballo que fue El Paleta y su descendencia, dejo aquí un comentario de D. Victor Esevich : “ Los hijos del Paleta eran unos caballos muy ágiles, muy flexibles, despegados del suelo, muy finitos, con una boca que era una hermosura, muy prontos, muy ligeros, de buen galope, guapos sin fin. Gonzalo Torres gano muchas marchas, paleteadas y coleadas con sus crías, ya que eran muy ligeros de abajo, que es lo que se necesitaba para esas pruebas”.
Quinta Visita: Luis Néstor Bustos, Cabaña La República, Lujan – Argentina
Hoy nuestro entrevistado, tiene una historia relacionada con el mundo del caballo, que comenzó a mediados de los 80. Y que se podría resumir más o menos así.
Luis Néstor Bustos, un médico de espíritu inquieto y pasión por los caballos, se encuentra en una encrucijada. A sus 40 años, se debate entre la medicina, su vocación de toda la vida, y un sueño que lo ha acompañado desde su infancia: convertirse en un maestro jinete y adiestrador de caballos criollos.
La decisión de Luis cambia cuando recibe una invitación para trabajar en la prestigiosa Estancia La República, una Yeguada legendaria reconocida en el mundo por sus caballos criollos. Aquí, se sumerge en el mundo ecuestre con fervor renovado, aprendiendo y perfeccionando el arte de montar a la jineta. Su dedicación lo lleva a descubrir y a promover la prueba de rienda en Argentina, junto a su hijo, Luis Aurelio.
La historia se enriquece con los encuentros internacionales de Luis padre e hijo, desde el curso en La Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre hasta la creación de la Escuadra de Arte Ecuestre Argentino.
Más tarde invitado por el criador chileno Alfredo Moreno, crean también en Chile la prestigiosa Escuadra Palmas de Peñaflor. Añadiendo un sabor internacional y prestigioso a su carrera.
A través de sus presentaciones, Luis y su hijo no solo muestran la destreza ecuestre sino también la esencia cultural de Argentina y Chile.
Hoy Luis Néstor Bustos es un venerado maestro, mentor y referente indiscutible a lo que al mundo del caballo criollo se refiere. Junto a su hijo Luis Aurelio nos reciben en la Estancia la República, donde ambos continúan transmitiendo su amor por los caballos a nuevas generaciones. Sus enseñanzas y su legado se reflejan en cada jinete que pasa por sus escuelas y en cada espectáculo que presentan, perpetuando el arte ecuestre y la cultura del Rio de la Plata. Y es ahí donde nos hablan de su experiencia con el caballo chileno.
En esta estancia, La Républica , su creador Raúl Moneta, aconsejado por dos grandes Jinetes como Luis Bustos y José Manuel Aguirre a quién se le conoce como «Coteco», conformaron uno de los criaderos de caballo criollos más ganadores en la Argentina.Siendo la más famosa de la Argentina por más de 10 años. Ganando 5 campeonatos nacionales, de marcha y corral de Aparta. Una selección que como nos comenta Luis, se mejoró cuando Raúl da su brazo a torcer, y autoriza que se mezclen las sangres. Hasta hoy, mantiene una selección de caballos de primera, que incluso muchos se han vendido al extranjero y allá donde están han dejado alto el nombre del caballo criollo.
Cabe destacar aquí también, el trabajo que Luis realizó en Chile, con el criador Alfredo Moreno, en la creación de la Escuadra Ecuestre Palmas de Peñaflor. Un espectáculo que ya ha recorrido varios países, con un éxito que no deja de sorprender tanto a la familia Moreno como a Luis Bustos. Uno de sus grandes hitos fueron la participación que se realizó en el Palacio de Windsor para el cumpleaños 90 de la Reina Isabel II de Inglaterra y la invitación que recibió para el Festival Internacional «Spasskaya Tower» en la Plaza Roja de Moscú.
Luis Néstor Bustos: Bueno, yo me fijé en el cabello chileno de entrada, o sea, desde la relación que yo tuve con mi maestro de Jinetes el Sr. Rosauro Gallego. Con él monté caballos chilenos y ahí tuve una conexión con el caballo chileno muy grande. Después cuando llegué acá, a esta estancia, el propietario D. Raúl Moneta quería criar caballos que no tuvieran absolutamente nada de sangre chilena. Y así estuvimos casi 15 años, hicimos una selección de unas 100 yeguas argentinas puras, todas muy buenas. Pero llegó un momento que nos dimos cuenta que había que meterles un poco más de movimiento. Y es eso lo que aporta el caballo chileno.
Nuestros caballos se habían seleccionado buscando caballos que galoparan grandes distancias y en cambio los caballos del otro lado de la Cordillera por la geografía en espacios más reducidos mostraban mejores movimientos. Caballos de más explosión, y acertamos, ya que casi todas las pruebas hoy, son anaeróbicas, se requiere la explosión del caballo y no tanto el caballo galopador.
Y así estuvimos esos 15 años, como te comentaba donde no podría entrar sangre chilena, pero un día me dijo Raúl Moneta: “¿Che, Negro, que padrillo vamos a echar a estas yeguas argentinas puras?”. Y bueno le digo, hay que echarles un caballo chileno, si queremos seguir compitiendo. Y me dice; “No, no, eso no puede ser!”. Bueno, le digo, piénsalo. Al rato volvió y me dijo bueno Negro probemos con dos o tres yeguas.
El resultado fue excelente, y de ahí no se paró. Al poco tiempo se trajeron 40 yeguas de Chile.
Lo que corrobora su hijo, Luis Aurelio:
Luis Aurelio Bustos: Sí, bueno, sobre todo acá las yeguas que se habían seleccionado, eran yeguas muy buenas. Pero fundamentalmente hacía falta un cruce de líneas para levantar eso, para poder seguir evolucionando. Y definitivamente esos caballos chilenos eran caballos muy dóciles de muy buena boca, caballos, que indudablemente, se nota una selección de años. Porque eso no se logra de un día para otro, la importancia de la genética. Después hay que poner la mano de obra que es otro cantar, pero la materia prima con la cual se parte es muy buena. Yo tuve la suerte de ir a lugares sobre todo con José Manuel Aguirre “Coteco” donde había caballos muy arreglados. Tuve la oportunidad de montar una yegua que se llamaba “La abusadora” en la que “Coteco”, salió dos veces campeón de rienda. Y me llamaba mucho la atención la docilidad.
Fotos: Jaime Ramírez y Ricardo Contreras