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Entrevista: Bajo la Magia del Castillo de Loarre

Cría de Caballos y equitación a la sombra de la Cultura Románica
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En un rincón privilegiado de Aragón, donde la majestuosidad del Castillo de Loarre se alza como un testigo silencioso del tiempo, encontramos un refugio que combina la belleza del paisaje con la nobleza del arte de la cría de caballos. Hípica Castillo de Loarre, este lugar, elegido por su dueña la profesora y amazona Aitana Quintero Crespo, se convierte en un escenario donde la tradición y el amor por estos magníficos animales se entrelazan de manera inigualable. La experiencia de cabalgar bajo la magia del Castillo de Loarre, no solo es un deleite para los sentidos, sino también un viaje hacia la conexión profunda entre hombre y caballo.

El Castillo de Loarre es la fortaleza románica mejor conservada de toda Europa, su construcción concluyó en el siglo XI. Siendo uno de los castillos más importantes defensivos de Aragón, construido en una montaña de más de 1000 metros, lo que le daba una posición muy privilegiada y estratégica. También fue monasterio de la orden de los Agustinos, convirtiéndolo en un lugar de oración y cultura.

Aitana, con su visión y pasión, ha creado un espacio donde cada caballo es tratado con el respeto y la dedicación que merece. Su enfoque en la cría de caballos de gran docilidad y rusticidad es un lugar, que de seguro si vienes a cabalgar jamás te olvidarás. Los animales, criados en un ambiente libre, desarrollan no solo su fortaleza física, sino también un carácter equilibrado y amable. En este entorno natural, los caballos no son solo animales de trabajo; son compañeros, amigos y, sobre todo, seres que viven en armonía con la tierra que los rodea.

Algo que Aitana tenía bien claro cuando escogió este lugar: Aitana: “Cuando me vine a este lugar buscaba crear un centro de equitación diferente, ya que hay muchos lugares donde puedes ir a montar a caballo, pero lo que yo quería era tener un lugar donde no solo se viene a montar a caballo, hacer clases de equitación, o excursiones, sino que aquí vienes a conectar con el caballo. Y eso lo hemos conseguido, así que imagínate lo maravilloso que es esto”.

La elección del Castillo de Loarre como sede de esta iniciativa no es casual. Este impresionante castillo, con sus muros centenarios y vistas panorámicas, aporta una atmósfera única que enriquece la experiencia de todos los que visitan el lugar. Al montar a caballo por los senderos que serpentean entre los olivares y las colinas, uno no puede evitar sentir que forma parte de algo más grande, una conexión con la historia y la naturaleza que trasciende el tiempo. Cada paseo se convierte en una aventura, un momento para descubrir no solo la belleza del paisaje, sino también la belleza interior de los caballos que lo habitan.

Aitana: Yo me crie en El Hierro, en las Islas Canarias, pero por cosas de la vida, me vine a vivir Aragón, así que me traje mi caballo. Y no quería un lugar para tener mi caballo que fuera lo convencional, una cuadra, yo quería ofrecerle algo más, y en este lugar había un chico que hacía paseos a caballo. Él tenía su manada en libertad en el campo,  los recogía cuando venían personas hacer algún paseo. A mi eso me gustó, pero él no tenía caballos en pupilaje. Al final terminó aceptando el mío, y mantenerlo suelto con su manda.  Paso un tiempo, y un día me comenta que el va a dejar este lugar, así que yo que trabajaba en una clínica odontológica, decidí sacarme los títulos que hacían falta para ser instructora, y llevar una hípica y me cogí el traspaso”.

La docilidad y rusticidad de los caballos criados por Aitana son testimonio de su compromiso con la cría responsable y consciente. Cada ejemplar que mantiene en su campo es el resultado de años de experiencia, donde la selección de los mejores ejemplares se hace con una visión que prioriza la salud, el temperamento y la capacidad de adaptarse a diferentes entornos y personas. Estos caballos no solo son ideales para la práctica ecuestre, sino que también son perfectos para aquellos que buscan una conexión más profunda con la naturaleza y el arte de la equitación.

Aitana: “La verdad es que los caballos tienden a absorber y transmitir muchísimo. Y yo creo que son de los animales que pueden ser de los más empáticos con el ser humano. Son capaces de sentir nuestros estados de ánimo, se suele decir que estos animales huelen el miedo, eso es relativo, no huelen el miedo, lo escuchan. Ya que pueden escuchar como late nuestro corazón. Y por eso son capaces de entendernos. Y hay pocas razas de animales que son capaces de esto, salvo el perro. Entonces yo creo que, en esa ida y vuelta de entenderse con el animal, es algo que sana. Es terapéutico lo que hace el caballo con nosotros”.

A través de esta visita y adentraremos en la fascinante vida de Aitana, explorando su filosofía de cría, sus experiencias en el mundo equino y este refugio para caballos en uno de los lugares más emblemáticos de Aragón. Pudimos ver comprobar que su pasión por los caballos es contagiosa y su conocimiento profundo, la convierte en una figura inspiradora en este ámbito. Y como la vida misma, esto no se consigue si no es con mucho esfuerzo, sacrificio y dedicación.

Aitana:” La verdad que el trabajo que tenemos aquí es muchísimo, porque nosotros hacemos vallados, removibles, es decir los montamos y los desmontamos, para poder ir cambiando a las manadas de lugar en el campo. Y como ves este paisaje es sierra, y montar y desmontar estos vallados eléctricos es un trabajo brutal. Pero todo este esfuerzo redunda en el maravilloso carácter de nuestros caballos.

Al estar sueltos con suficiente espacio y comida, les permite tener una vida natural y desarrollarse en la manda, entonces después cuando yo los voy a buscar y le exijo a mi caballo un rendimiento, este no le supone tanto tu esfuerzo para él, porque ha estado por decirlo todo el día o varios días de la semana completamente libre haciendo su vida. Y llega muy centrado a trabajar y aparte, tenemos aquí la costumbre de cuando les traemos a la hípica, les damos comida deliciosa, y esa se la damos mientras los preparamos para montar.  Con eso le generamos oxitocina, y eso es felicidad y tranquilidad, por lo tanto, esto también se suma para mantener unos caballos muy dóciles y equilibrados”.

Algo que el canal del caballo da fe en esta visita que se nos hizo muy corta, pero donde pudimos interactuar con sus caballos, y comprobar esa docilidad, y cariño que expresan algunos con mucha delicadeza y otros en su simpática torpeza.

Y para terminar, agradecer a Aitana por haber hecho de su vida un tributo a la belleza y la nobleza de estos majestuosos animales, en ese entorno mágico que no hace más que destacar a uno de los animales más bellos de la creación.